Estuve en el norte para este 18, celebrando un bicentenario atacameño. En el Museo Arqueológico de San Pedro de Atacama se explicitaba cómo los atacameños desarrollaron su civilización a partir de la flora y fauna que existía a su alrededor. Un recurso utilizado eran las espinas de los cactus que cumplían la función de agujas para tejer figuras, por ejempo, figuras de llamitas que después subían a volcanes de los alrededores (Licancabur, Láscar, etc.) para adorar a los dioses.
Hoy en día resulta difícil dar con textiles atacameños entre el floreciente comercio de San Pedro de Atacama, donde prevalecen los textiles peruanos y bolivianos. En los pueblos del interior (Peine, Socaire, Toconao, por ejemplo), en cambio, aún existen artesanos que utilizan las ancestrales técnicas del tejido. Como bien establecen Hoces de la Guardia & Rojas (2000) aunque la producción de tejidos ha bajado notablemente durante el último siglo, "...el textil aún conserva el sitial que tradicionalmente tuvo. Eso, porque al solicitar si podían compartir los tejidos con nosotros, aparecían poco a poco prendas y objetos que conformaban parte del patrimonio familiar. Textiles que son atesorados con cariño, guardados como erencia o que son usados sólo en determinadas ocasiones." (Hoces de la Guardia & Rojas, 117-118)
En Toconao conocí a una artesana que trabajaba con lana de llama. Ya no la hilaba ella si no que la compraba a otras mujeres, la cadena de producción complejizada. Me mostró su telar, una evolución del telar de cintura atacameño. También me enseñó el tejido con espinas de cactus atacameños o cardón grande (Echinopsis atacamensis). Así, una tradición de miles de años permanece viva en el norte en las manos de sólo unas cuantas mujeres.
Bibliografía
Hoces de la Guardia & Rojas (2000) TEXTILES TRADICIONALES DE LA PUNA ATACAMEÑA. En Estudios Atacameños,Universidad Católica del Norte.
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