lunes, 13 de abril de 2009

Artesanos como microempresarios

El empleo no agrícola en el medio rural resulta un tema importante en la medida que es posible decir que la agricultura moderna no crea los empleos suficientes como para otorgar ocupación productiva a toda la oferta de mano de obra disponible en el medio rural. Desde otra perspectiva, este tipo de empleos muestra que existe posibilidades de creación de empleos productivos y bien remunerados, en un contexto de preocupación por el fenómeno de la pobreza rural que persiste, aún en los países cuyas agriculturas muestran un gran dinamismo y desarrollo exportador. (Milicevic, s.f)
En base a lo anterior, a pesar de que la población que vive en el área rural trabaja fundamentalmente en la agricultura, la proporción de personas dedicadas principalmente a la agricultura está disminuyendo en prácticamente todos los países de la región y, como contrapartida, el empleo rural no agrícola está aumentando, llegando en algunos casos a comprender a más del 40% de los ocupados en países como Venezuela, Panamá, Costa Rica y Cuba (citado de Klein 1992 por Jofré y Pérez, 2000) Chile es un caso contrario. Siendo uno de los países con más alto PIB per cápita de la región, más urbano y con baja proporción de PEA agrícola, no tiene una proporción de empleo rural no agrícola demasiado alta, el 30%, que está en torno al promedio de la región. En este caso una de las explicaciones puede estar dada por la cercanía relativa entre centros poblados y la facilidad en las comunicaciones, factores que determinan que la población rural se moviliza a las ciudades a satisfacer sus demandas, restándole espacio a la generación de actividades no agrícolas en el medio rural. (citado de Cruz, 1996 por Milicevic)
Existen instituciones gubernamentales que intentan potenciar el desarrollo de la microempresa no agrícola rural, pero un gran problema que vemos en muchas de ellas es que no consideran las particularidades de los mismos artesanos rurales. A pesar de que éstos poseen características propias del sector microempresarial(organización productiva familiar, síntesis de roles en una persona, falta de separación entre el consumo y la producción, etc.) también en ellos confluyen elementos de otro tipo que deben ser considerados en la asignación de beneficios por parte de los programas de fomento microempresarial(tener un nicho productivo, producir algo valorado por los consumidores, ser poseedores de un oficio muy costoso de enseñar, etc.).
En base a lo anterior es posible aseverar que hoy en día algunas muy buenas iniciativas de agentes como SERCOTEC y FOSIS, a pesar de que tienen un gran porcentaje de beneficiarios de este sector, no poseen una focalización efectiva de los recursos en relación a sus necesidades específicas.

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